martes, 3 de diciembre de 2013

las causas del antiguo regimen del siglo XIII

1. Causas:

Cualquier proceso revolucionario necesita un amplio periodo de difusión de sus ideas que van calando paulatinamente en unos grupos sociales dispuestos a cambiar el ordenamiento anterior. Sin ideas nuevas no hay revolución. Durante el siglo XVIII se difunden las ideas ilustradas  me­diante conferencias, mítines, sermones, reuniones sociales y medios escritos: libros, prensa, folletos. Desde la aparición de la Enciclopedia (pu­blicada entre 1745 y 1772 y dirigida por D'Alembert  y Diderot), la acti­vidad de los filósofos ilustrados determina la aparición de un nuevo marco de ideas que suponen una ruptura con el antiguo régimen. Para los ilustrados todo ha de ser sometido a crítica de la razón: la fe, la tradición his­tórica o la costumbre. La Ilustración ataca a las instituciones básicas del antiguo régimen; a la Iglesia, poniendo en duda los dogmas o criti­cando al estamento clerical (especialmente duro en este último aspecto fue Voltaire, que sin embargo, defendía el despotismo ilustrado); a la monarquía absoluta y a la sociedad tradicional; a la nobleza, de quien se critica su prepotencia social, basada en algo tan inconsistente como el nacimiento, en lugar del trabajo y del mérito. Los ilustrados ensalzan el progreso técnico y económico que consideran ilimitado, el utilitarismo, la confianza en la razón  y en la ciencia, el impulso a la educación, el librepensamiento, la tolerancia, la felicidad y proponen  nuevas utopías políticas y económicas y reformas en la administración, justicia y asistencia pública. Las bases sociales de la educación se hallaban en las “clases educadas”: aristócratas, sacerdotes, médicos, funcionarios, militares, abogados y comerciantes.
En este ambiente se divulga el liberalismo político. Las ideas de los nuevos pensadores políticos franceses, con el precedente inglés de Locke, constituyen una crítica al absolutismo y asientan las bases del futu­ro estado liberal: separación de poderes, igualdad ante la ley, elecciones, soberanía nacional, etc.
Entre los principales ideólogos liberales podemos citar:                                                   El inglés Locke (1632-l704) enunció -tomado parcialmente de Hobbes la teoría del contrato o pacto social que afirma que el gobierno nace del consentimiento entre el gobernante y los ciudadanos y por lo tanto niega el ori­gen divino del poder fundamento de la monarquía absoluta.
En su estado natural todos los hombres son iguales y poseen una serie de derechos: vida, libertad y propiedad. La misión del Estado es dic­tar leyes en las que se reconozcan tales derechos y juzgar de acuerdo con las leyes.
La acumulación de poder político puede conducir al abuso y la corrupción, por ello es necesario que el poder del Estado esté repartido entre varios orga­nismos y personas, cada uno con distintas funciones, que son básicamente dos: aprobar las leyes, poder legislativo, que recae en el parlamento y gobernar (poder ejecutivo). Los súbditos tienen derecho a rebelarse.
Locke encarnó en sus ideas políticas las tendencias del partido li­beral inglés, sus escritos se divulgaron por Europa a través, de dos escritores franceses: Montesquieu y Rousseau.



Montesquieu (1689-1755) critica el despotismo porque en él no había leyes ni reglas y se basaba en el temor y se muestra partidario de un sistema de gobier­no parlamentario similar al inglés, en el que los tres poderes: legislati­vo, ejecutivo y judicial, estén separados y sean independientes, de forma que cada poder pueda controlar a los otros dos.
Rousseau (1712-1778) parte de la idea del pacto social, según el cual la sociedad nace del pacto entre los individuos, que se reúnen para defender mejor sus derechos -nace el concepto 

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